.

.
Pin It

Widgets

|

Con la juventud que va a millón

Ligia Amada Melo es catalogada como la maestra de maestros porque en los 56 años que lleva en el área educativa no se ha quedado con ningún conocimiento que haya aprendido, sino que lo ha trasmitido de generación en generación, pues tiene muy claro que mientras más damos más recibimos.

Quería estudiar medicina para explorar el cuerpo humano lidiando con cada uno de sus circuitos hasta encontrar las causas y consecuencias de las enfermedades y curar a los enfermos, pero encontró otra forma de ayudar a la gente a tener una vida más saludable: Motivando el conocimiento.

Esta tarea era mucho más fácil porque no tenía que pasar toda la noche estudiando cadáveres y analizando investigaciones que revelaran el porqué de las enfermedades y cómo evitarlas. Leer libros en todo momento, cada vez que podía, comentarlos y luego plasmar lo aprendido en una pizarra fue la fórmula perfecta para que haya más personas sanas de cuerpo y de mente. Fue debido a que su padre, viviendo en Santo Domingo fue pensionado y tuvo que regresar a su pueblo natal, Higu¨ey, que no pudo ingresar a la universidad a estudiar medicina, pero es justamente a lo que hoy da gracias porque dice haber encontrado en la educación el mejor camino para la satisfacción personal que no da el dinero, la fama y los lujos y comodidades que se puedan adquirir con riquezas materiales.


Estricta
Por tener la personalidad regia que se requería para ser maestro, un buen dominio de la comunicación y ser una ejemplar estudiante del bachillerato es que al término de ese período fue escogida en Higu¨ey para sustituir a las maestras que tenían li- cencias por maternidad, en 1957, y al concluir el ciclo de un año fue nombrada inmediatamente como profesora titular.

“Ver a los estudiantes aprender lo que yo les enseñaba y entusiasmados con mi clase era mi mayor satisfacción. Yo disfrutaba eso. Cuando me contestaban una pregunta correctamente o respondían a los estímulos de la lectura yo me emocionaba mucho más que ellos y era feliz. Así descubrí mi vocación por el magisterio”, recuerda con añoranza. No obstante, reconoce que era una maestra muy estricta porque primero se exigía calidad a ella misma y luego se la imponía a los demás. Nos cuenta que en el aula los estudiantes la respetaban con cierto temor, pero al cabo del tiempo agradecían sus enseñanzas basadas en el respeto a las normas, a las personas mayores y al aprendizaje real sin trampas ni artimañas.

Como técnica formadora de maestros ha trasmitido lo aprendido a miles de profesores y como Ministra hizo temblar a muchos que no tenían la capacidad de estar en las aulas, pero hoy son los primeros que le agradecen haberlos sacado de la mediocridad y subido al tren del conocimiento para poder manejar a esa población joven que va a millón en la sabiduría.

UN DATO

Estudiantes por aula
En todas las transformaciones curriculares se discute la calidad de la educación desde diferentes ángulos, y la cantidad de estudiantes por aula es una de las fundamentales, ya que se cree que debido al gran cúmulo de alumnos se reducen enormemente las posibilidades de aprendizaje y de concentración del maestro para educar dignamente. Doña Ligia Amada recuerda que cuando daba clases en los niveles básico y medio podía manejar los cursos a pesar de que tenían 40 y 50 estudiantes porque eran de las mismas edades y estratos sociales, pero que en la UASD se le hacía casi imposible dar lo máximo de su capacidad porque se reunían 80 estudiantes de diferentes edades.

SU PENSAR

Mensaje a la sociedad
“En sentido general, creo que todos los sectores deben empeñarse en combatir la pobreza, desarrollar técnicas para que esta sociedad vaya avanzando. Aquí se habla mucho de lo negativo y eso está generando un problema grande a la juventud porque se está quedando sin referencia de lo bueno. Nosotros debemos levantarnos el ánimo y ser proactivos porque si seguimos transmitiendo lo negativo a los que vienen subiendo se va a perder el tiempo que se pudiera utilizar para resolverlos. Aquí todo el mundo está deprimido ¡Nooo!, por qué. Hay muchos valores, mucha gente buena, jóvenes valiosos, pero les vamos a tumbar el entusiasmo si seguimos actuando con pesimismo.

EN DOBLE VÍA

¿Qué está pasando con los jóvenes que parecen estar educándose para viajar a la luna, aprendiendo de todo lo que quieren aprender por sí solos?
¡Oh…! los tiempos han cambiado. Ya no es sólo el maestro y los padres quienes los instruyen con criterios muy definidos, como en épocas anteriores, sino que ahora se valen de todos los recursos que están a su alcance; dominan la tecnología, los idiomas y tienen la opción de elegir lo que quieren aprender. Es cierto que se nutren muchísimo de informaciones de toda índole, pero qué pasa, no hay supervisión, no hay control, aprenden de todo y tal vez no lo de su nivel de desarrollo, a lo que hay que prestarle atención porque a veces “se pasan de la raya”.

Observamos que a los estudiantes no parece interesarles la educación que reciben en las aulas, sino la que ellos buscan. ¿Qué pasa ahí?
Ciertamente hay un problema que se da en las escuelas sobre cómo éstas funcionan y cómo los alumnos quieren aprender. Los muchachos se dan cuenta de que con la tecnología aprenden más rápido y fácil que con el pizarrón, los libros y el profesor. Como requieren de menos esfuerzo buscando informaciones en la Internet, viendo películas, vídeos y leyendo noticias a través del chat, y de menos exigencia de atención, ponen mayor entusiasmo y aprenden más. Ante esta realidad la escuela no le resulta atrayente y por eso es urgente que se produz

- Por: OPINIONSURSUR - Artículo: Con la juventud que va a millón
Recomiendalo :

0 comentarios for "Con la juventud que va a millón"

Comentarios

Con la tecnología de Blogger.