La negativa a reconciliarse es el principal motivo de los feminicidios
Yenifer Marte apenas tenía 21 años cuando
falleció. Pero, aparte de que su muerte la sorprendió a una corta edad,
tampoco fue de forma natural. Se produjo de forma violenta, a
consecuencia de heridas de bala que le ocasionó su expareja. La negativa
a reconciliarse fue el motivo que tuvo Johan de la Rosa para matar a
esta joven mujer.
Las principales víctimas de los feminicidios íntimos han sido mujeres jóvenes.
El 71.26% de los asesinatos de mujeres de manos de su pareja o expareja, novio y exnovio, ocurridos en el país entre 2010 y abril del 2014 terminaron con la vida de una mujer joven hasta los 34 años.
Esto significa que de 428 feminicidios “íntimos” reportados en 52 meses, 305 fueron en contra de féminas jóvenes. Pero el rango de edad que más predominó fue de 26 a 34 años, con el 33.17, con un total de 142. Con edades entre 18 a 34 sumaron 266, equivalentes a 62.1 por ciento.
Estos últimos datos coinciden un poco con los resultados de una encuesta sobre factores psicosociales en hombres internos por feminicidios en el nuevo modelo de gestión penitenciaria en la República Dominicana.
Ese estudio, realizado en el 2011 por el psicólogo investigador Luis Vergés, arrojó que 67.4 de las víctimas por feminicidio tenían edades entre 18 a 35 años.
Masculinidad hegemónica
¿Por qué las jóvenes han sido las mayores víctimas de feminicicio? Vergés responde que ese dato saca a relucir la parte fea de la masculinidad hegemónica, que significa que los hombres tienen que enfrentarse a un nuevo estilo y desafío en cuanto a ver a una mujer con mayor grado de participación social.
“En esas edades, entre los 18 y 35, es que la mujer comienza a tener mayor grado de participación social y por tanto a demandar mayores espacios de libertad”, apuntó.
Cuando analiza los perfiles de los feminicidas, dice que son personas “controladoras, posesivas y celotípicas”.
“Ahí comienzas a ver un choque. Muchas de esas personas además de tener esas características tenían una ventaja sobre esas mujeres, porque tenían mejores ingresos económicos y eso les daba un cierto protagonismo”, subrayó.
Percibe que a medida que hay una demanda mayor de participación social, en combinación con el perfil que tiene ese tipo de hombre, la vida de esas mujeres está en peligro.
Más población, más feminicidios
El asesinato de Yenifer Marte ocurrió el 26 de octubre de 2013 en el barrio Las Mercedes, de Los Alcarrizos, en la provincia Santo Domingo, que precisamente ocupa el primer lugar en feminicidios íntimos.
En la provincia Santo Domingo se registraron 102 de los 428 ocurridos entre enero del 2010 hasta abril del 2014 (23.83%).
En 10 provincias del país sucedió el 71.38 por ciento de los 428 feminicidios íntimos, pues en esas jurisdicciones fueron asesinadas en el período examinado 303 mujeres de manos de sus parejas, exparejas, novios, y exnovios.
Las tres provincias con más feminicidios fueron, además de Santo Domingo, Santiago y el Distrito Nacional, las de mayor número de habitantes.
A ese fenómeno, Vergés traza una hipótesis. “Mientras más dimensión tiene una ciudad los niveles de control son más difíciles de manejar”, percibe.
Evalúa, además, que mientras más grande es la ciudad en población se va dando un fenómeno de despersonalización, porque existe una desvinculación entre las personas, manifestándose más el fenómeno de la inequidad de género.
“Mientras más grande es la ciudad la gente percibe que será más difícil asumir consecuencias de sus acciones; mientras más pequeña, donde todo el mundo se conoce, se entiende que hay más posibilidad de sanción”, subraya.
Aunque al mismo tiempo identifica un lado positivo y es la cantidad de mujeres que han salvado sus vidas, porque a la vez que ha habido una mayor frecuencia de feminicidios también una mayor cantidad de denuncias, dando la posibilidad de evitar una tragedia.
“Cuando tienes una cantidad enorme de denuncias también tienes el reto de darle respuesta de protección a más cantidad de personas”, resalta. Pero, a su vez, advierte, que mientras más grande es la ciudad más se sobrecarga el sistema de atención.
Residencias, mayor cantidad
Yenifer Marte fue asesinada en su residencia, lugar donde ocurrió el 60.7% de los feminicidios “íntimos”. Las estadísticas indican que 260 de los 428 feminicidios “íntimos” se cometieron en la casa.
Para asesinar a Marte Fortuna, su victimario utilizó un arma de fuego, un instrumento usado en el 39.4% de los feminicidios.
Vergés explica que el uso de las armas de fuego demuestra una debilidad institucional en cuanto a los criterios para asignarla y el seguimiento a quienes la portan. “El porte de armas de fuego juega un papel de intimidación, porque constituye una simbología de poder, que cuando se le agrega a la fuerza física del hombre algo malo puede pasar”, alerta.
Vergés señala que en la encuesta a los feminicidas aparecieron una serie de variables, como por ejemplo, el uso de armas de fuego y el acceso de una serie de símbolos de poder, que han venido emergiendo en torno a la violencia.
Indica, igualmente, que hay factores que no se relacionan directamente con la violencia en contra de la mujer, pero con el tiempo pueden ser un factor de riesgo, como el consumo de alcohol y otras drogas ilícitas.
El feminicidio de Fortuna Marte fue uno de los 71 registrados en el 2013, el año con menor tasa.
Ocurrió en octubre, en un mes que registra 33, con 14 menos que marzo y julio, cuando hubo el mayor número, pero 8 más que en noviembre, que tiene la menor tasa.
Sucedió un domingo, el día que registra la mayor cantidad (19.3%).
Eran las 3:30 de la tarde, en la frecuencia de horas de 12.00 a 5:59 de la tarde, en la cual se reportó el 26.9 por ciento de los casos.
Menos educación, más feminicidios
La encuesta sobre factores psicosociales en hombres internos por feminicidios en el nuevo modelo de gestión penitenciaria reveló un bajo nivel de escolaridad en los hombres que han cometido ese delito.
De un total de 59 internos que guardaban prisión por feminicidios en el 2011, el 52.6 por ciento cursó estudios primarios y el 33.3 por ciento el bachillerato. El 5.3 por ciento no estudió y el 8.8 por ciento sólo lee y escribe.
La muestra resalta que no hubo un solo estudiante universitario. “Esta tendencia se mantiene, a mayor nivel educativo, menos casos de feminicidios, lo que quiere decir que el factor educación es importante”, expresa Vergés.
Se observó una diferencia en el nivel educativo entre la víctima y el victimario, teniendo las mujeres grado superior que los hombres, pues el 8 por ciento de las víctimas eran estudiantes universitarias o egresadas, mientras que ningún agresor obtuvo ese nivel.
Pero en contraste con el nivel educativo, los feminicidas superaban a las víctimas en percepción de bienestar económico y ocupación laboral, lo cual fue confirmado con el porcentaje de desocupación de las mujeres, que era de un 44 por ciento.
Vergés precisa que en el estudio se encontró una diferencia muy significativa entre el nivel educativo de las víctimas en comparación con el de los victimarios.
“El victimario tenía más símbolos de poder en sus manos, sin embargo la mujer manejaba más símbolos educativos”, apunta el psicólogo Luis Vergés.
Sostiene que en la medida en que la potencial víctima tiene más herramientas educativas gana también más espacio social a nivel de libertad y de participación, y si no hay una preparación para entender y facilitar ese proceso puede ser un factor de riesgo que pone en peligro la vida de la mujer”, consideró.
Al momento del hecho, el 53.7 por ciento de los internos por feminicidios tenía como nivel ocupacional militar (17.9%), comerciante (17.9%) y chofer de transporte público (17.9%). Y en la clasificación del tipo de empleo el 50 por ciento tenía uno formal, frente al 46.4 por ciento informal.
La encuesta mostró que un porcentaje significativo había sido sometido a trabajo desde su niñez (45%).
En cuanto al tipo de familia, el 53.6 por ciento se crió sin sus padres juntos, de los cuales el 22.2 por ciento tenía entre 11 y 15 años cuando sus padres se separaron.
Un 46.4 por ciento se crió con ambos padres.
Los agresores de mujeres procedían de familias numerosas que promediaban 5 hermanos.
Llamó la atención los resultados que arrojan una diferencia de edad entre el feminicida y la víctima, teniendo los feminicidas un promedio de 10 años más que la víctima.
Las relaciones sociales con amigos y amigas de las víctimas (20.2%), y el cuidado de los hijos (21.5%), fueron los temas que se convirtieron en detonantes de conflictos entre la pareja.
Listin Diario
- Por: OPINIONSURSUR -
Artículo: La negativa a reconciliarse es el principal motivo de los feminicidios
Las principales víctimas de los feminicidios íntimos han sido mujeres jóvenes.
El 71.26% de los asesinatos de mujeres de manos de su pareja o expareja, novio y exnovio, ocurridos en el país entre 2010 y abril del 2014 terminaron con la vida de una mujer joven hasta los 34 años.
Esto significa que de 428 feminicidios “íntimos” reportados en 52 meses, 305 fueron en contra de féminas jóvenes. Pero el rango de edad que más predominó fue de 26 a 34 años, con el 33.17, con un total de 142. Con edades entre 18 a 34 sumaron 266, equivalentes a 62.1 por ciento.
Estos últimos datos coinciden un poco con los resultados de una encuesta sobre factores psicosociales en hombres internos por feminicidios en el nuevo modelo de gestión penitenciaria en la República Dominicana.
Ese estudio, realizado en el 2011 por el psicólogo investigador Luis Vergés, arrojó que 67.4 de las víctimas por feminicidio tenían edades entre 18 a 35 años.
Masculinidad hegemónica
¿Por qué las jóvenes han sido las mayores víctimas de feminicicio? Vergés responde que ese dato saca a relucir la parte fea de la masculinidad hegemónica, que significa que los hombres tienen que enfrentarse a un nuevo estilo y desafío en cuanto a ver a una mujer con mayor grado de participación social.
“En esas edades, entre los 18 y 35, es que la mujer comienza a tener mayor grado de participación social y por tanto a demandar mayores espacios de libertad”, apuntó.
Cuando analiza los perfiles de los feminicidas, dice que son personas “controladoras, posesivas y celotípicas”.
“Ahí comienzas a ver un choque. Muchas de esas personas además de tener esas características tenían una ventaja sobre esas mujeres, porque tenían mejores ingresos económicos y eso les daba un cierto protagonismo”, subrayó.
Percibe que a medida que hay una demanda mayor de participación social, en combinación con el perfil que tiene ese tipo de hombre, la vida de esas mujeres está en peligro.
Más población, más feminicidios
El asesinato de Yenifer Marte ocurrió el 26 de octubre de 2013 en el barrio Las Mercedes, de Los Alcarrizos, en la provincia Santo Domingo, que precisamente ocupa el primer lugar en feminicidios íntimos.
En la provincia Santo Domingo se registraron 102 de los 428 ocurridos entre enero del 2010 hasta abril del 2014 (23.83%).
En 10 provincias del país sucedió el 71.38 por ciento de los 428 feminicidios íntimos, pues en esas jurisdicciones fueron asesinadas en el período examinado 303 mujeres de manos de sus parejas, exparejas, novios, y exnovios.
Las tres provincias con más feminicidios fueron, además de Santo Domingo, Santiago y el Distrito Nacional, las de mayor número de habitantes.
A ese fenómeno, Vergés traza una hipótesis. “Mientras más dimensión tiene una ciudad los niveles de control son más difíciles de manejar”, percibe.
Evalúa, además, que mientras más grande es la ciudad en población se va dando un fenómeno de despersonalización, porque existe una desvinculación entre las personas, manifestándose más el fenómeno de la inequidad de género.
“Mientras más grande es la ciudad la gente percibe que será más difícil asumir consecuencias de sus acciones; mientras más pequeña, donde todo el mundo se conoce, se entiende que hay más posibilidad de sanción”, subraya.
Aunque al mismo tiempo identifica un lado positivo y es la cantidad de mujeres que han salvado sus vidas, porque a la vez que ha habido una mayor frecuencia de feminicidios también una mayor cantidad de denuncias, dando la posibilidad de evitar una tragedia.
“Cuando tienes una cantidad enorme de denuncias también tienes el reto de darle respuesta de protección a más cantidad de personas”, resalta. Pero, a su vez, advierte, que mientras más grande es la ciudad más se sobrecarga el sistema de atención.
Residencias, mayor cantidad
Yenifer Marte fue asesinada en su residencia, lugar donde ocurrió el 60.7% de los feminicidios “íntimos”. Las estadísticas indican que 260 de los 428 feminicidios “íntimos” se cometieron en la casa.
Para asesinar a Marte Fortuna, su victimario utilizó un arma de fuego, un instrumento usado en el 39.4% de los feminicidios.
Vergés explica que el uso de las armas de fuego demuestra una debilidad institucional en cuanto a los criterios para asignarla y el seguimiento a quienes la portan. “El porte de armas de fuego juega un papel de intimidación, porque constituye una simbología de poder, que cuando se le agrega a la fuerza física del hombre algo malo puede pasar”, alerta.
Vergés señala que en la encuesta a los feminicidas aparecieron una serie de variables, como por ejemplo, el uso de armas de fuego y el acceso de una serie de símbolos de poder, que han venido emergiendo en torno a la violencia.
Indica, igualmente, que hay factores que no se relacionan directamente con la violencia en contra de la mujer, pero con el tiempo pueden ser un factor de riesgo, como el consumo de alcohol y otras drogas ilícitas.
El feminicidio de Fortuna Marte fue uno de los 71 registrados en el 2013, el año con menor tasa.
Ocurrió en octubre, en un mes que registra 33, con 14 menos que marzo y julio, cuando hubo el mayor número, pero 8 más que en noviembre, que tiene la menor tasa.
Sucedió un domingo, el día que registra la mayor cantidad (19.3%).
Eran las 3:30 de la tarde, en la frecuencia de horas de 12.00 a 5:59 de la tarde, en la cual se reportó el 26.9 por ciento de los casos.
Menos educación, más feminicidios
La encuesta sobre factores psicosociales en hombres internos por feminicidios en el nuevo modelo de gestión penitenciaria reveló un bajo nivel de escolaridad en los hombres que han cometido ese delito.
De un total de 59 internos que guardaban prisión por feminicidios en el 2011, el 52.6 por ciento cursó estudios primarios y el 33.3 por ciento el bachillerato. El 5.3 por ciento no estudió y el 8.8 por ciento sólo lee y escribe.
La muestra resalta que no hubo un solo estudiante universitario. “Esta tendencia se mantiene, a mayor nivel educativo, menos casos de feminicidios, lo que quiere decir que el factor educación es importante”, expresa Vergés.
Se observó una diferencia en el nivel educativo entre la víctima y el victimario, teniendo las mujeres grado superior que los hombres, pues el 8 por ciento de las víctimas eran estudiantes universitarias o egresadas, mientras que ningún agresor obtuvo ese nivel.
Pero en contraste con el nivel educativo, los feminicidas superaban a las víctimas en percepción de bienestar económico y ocupación laboral, lo cual fue confirmado con el porcentaje de desocupación de las mujeres, que era de un 44 por ciento.
Vergés precisa que en el estudio se encontró una diferencia muy significativa entre el nivel educativo de las víctimas en comparación con el de los victimarios.
“El victimario tenía más símbolos de poder en sus manos, sin embargo la mujer manejaba más símbolos educativos”, apunta el psicólogo Luis Vergés.
Sostiene que en la medida en que la potencial víctima tiene más herramientas educativas gana también más espacio social a nivel de libertad y de participación, y si no hay una preparación para entender y facilitar ese proceso puede ser un factor de riesgo que pone en peligro la vida de la mujer”, consideró.
Al momento del hecho, el 53.7 por ciento de los internos por feminicidios tenía como nivel ocupacional militar (17.9%), comerciante (17.9%) y chofer de transporte público (17.9%). Y en la clasificación del tipo de empleo el 50 por ciento tenía uno formal, frente al 46.4 por ciento informal.
La encuesta mostró que un porcentaje significativo había sido sometido a trabajo desde su niñez (45%).
En cuanto al tipo de familia, el 53.6 por ciento se crió sin sus padres juntos, de los cuales el 22.2 por ciento tenía entre 11 y 15 años cuando sus padres se separaron.
Un 46.4 por ciento se crió con ambos padres.
Los agresores de mujeres procedían de familias numerosas que promediaban 5 hermanos.
Llamó la atención los resultados que arrojan una diferencia de edad entre el feminicida y la víctima, teniendo los feminicidas un promedio de 10 años más que la víctima.
Las relaciones sociales con amigos y amigas de las víctimas (20.2%), y el cuidado de los hijos (21.5%), fueron los temas que se convirtieron en detonantes de conflictos entre la pareja.
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