Sugiere educar sobre daños por ruido
La exposición a ruidos muy altos, sea por música, bocinas o de
cualquier otro tipo, va afectando de manera paulatina e imperceptible la
audición de las personas, causando a largo plazo serios problemas de
sordera.
Así lo advirtió ayer el jefe del Servicio de
Otorrinolaringología del hospital Salvador B. Gautier, doctor Freddy
Ferreras, quien sugiere que conjuntamente con la atención a las llamadas
de denuncias de ruidos que hace el Gobierno a través del 9-1-1, se
ponga en marcha una campaña de educación y conciencia sobre el daño
acústico por ruido.
El especialista señaló, además, que otro
problema que está generando preocupación es la tendencia de los
adolescentes y jóvenes de permanecer por largo tiempo con dispositivos
de audífonos en sus oídos, y llamó a los padres a controlar esa práctica
debido a los daños a la salud auditiva que provocan.
Dijo que
cuando se puede escuchar la música que está escuchando el joven a través
de sus audífonos es porque está por encima de los 100 decibeles, que
servido directamente en el oído es una bomba de tiempo.
Ferreras
saludó la decisión de las autoridades de acudir al llamado de personas
cuando están siendo molestados por ruido a gran volumen, pero entiende
que el esfuerzo debe ir acompañado de una campaña que despierte la
conciencia de la población al respecto.
“Los daños no se sienten
de inmediato, porque es un daño que se va acumulando y luego de 10 años
empiezan a verse los efectos”, dijo.
De acuerdo a un informe
sobre los primeros seis días de haber empezado a atender las llamadas de
denuncias de ruido, el Sistema de Seguridad y Atención a Emergencia
9-1-1 ha brindado asistencia en 3,307 llamadas de ciudadanos
relacionadas a ruidos molestosos.
POR ENCIMA DE 80 DECIBELES
El
especialista de la otorrinolaringología dijo que los ruidos hacen daño a
largo plazo, cuando supera el nivel por encima de los 80 decibeles,
crea un daño acumulativo y las personas no se dan cuenta en lo
inmediato, pero van perdiendo poco a poco la audición.Como ejemplo citó
que la conversación normal entre dos personas registra un nivel de 50
decibeles; una turbina de un avión en el aeropuerto alcanza los 210
decibeles, por lo que una exposición prolonga por más de cuatro horas
por encima de los 80, ya causa un daño.