A menudo las personas que son diagnosticadas con cáncer se preguntan ¿qué debo comer ahora que padezco esta enfermedad?

En ocasiones esta inquietud no es respondida por un profesional de la nutrición dando al traste con la salud del paciente.

Siendo que la malnutrición es una complicación muy frecuente en los pacientes con cáncer, se hace necesario que toda persona, una vez diagnosticada, reciba evaluación nutricional a los fines de prevenir y tratar las deficiencias y alteraciones nutricionales, fortalecer el sistema inmunológico, disminuir el riesgo de complicaciones y mejorar la calidad de vida del paciente.

Tanto el cáncer como las diferentes opciones de tratamiento conllevan un riesgo de producir un deterioro nutricional dificultando la ingesta y tolerancia de alimentos y asimilación de nutrientes.

Entre los síntomas asociados al tratamiento están nauseas, vómitos, diarrea, constipación y cambios en el sentido del gusto y el olfato que hacen que el paciente rechace la ingesta de alimentos. Si se presentan estos síntomas es bueno tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:

1. Aumente el consumo de líquidos (jagua, jugos, infusiones, sopas, etc.)

2. Prefiera alimentos que no sean muy condimentados, ácidos, picantes, preferiblemente a temperatura ambiente.

3. Modifique la textura y la consistencia de los alimentos a la manera más tolerable.

4. Ingiera 5 o 6 porciones pequeñas de alimento al día, ya que las porciones pequeñas son mejor toleradas.

5. Aumente la ingesta de frutas y verduras.

6. Incorpore alimentos integrales.

7. Priorice la ingesta proteica (clara de huevos, yogurt, pescado, legumbres, entre otras).

CLAVES

Suplementos.
El nutriólogo, en caso de necesitarlo, le recomendará suplementos nutricionales para incrementar la ingesta y suplir los requerimientos dietéticos.

Omega 3.
Es beneficioso que los suplementos contengan omega 3, un ácido graso poliinsaturado que posee efecto antiinflamatorio. Favorece un aporte de minerales como el selenio y vitaminas antioxidantes.

Importancia.
La alimentación del paciente debe ser considerada parte esencial del tratamiento, así como la radioterapia y la quimioterapia, de ahí la importancia de una intervención nutricional precoz.