El Coronavirus: una pandemia sin fronteras
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- Por: OPINIONSURSUR -
Artículo: El Coronavirus: una pandemia sin fronteras
A lo largo de la historia ha habido numeros a s pandemias, las cuales han provocado millones de muertes, en distintas partes del mundo. Entre estas se encuentran la Peste Antonina; la Plaga de Justiniano; la Peste Negra; la Viruela; y la Gripe Española.
Lo que ha ocurrido, sin embargo, desde que se inició este siglo XXI, es que han surgido nuevas epidemias, generadas, esencialmente, por un significativo aumento de la población, un acelerado proceso de urbanización y un incremento sin precedentes de los viajes internacionales.
Dentro de esas epidemias emergentes se encuentran las que forman parte de la familia de los coronavirus. La primera en aparecer, en 2002, en la provincia de Cantón, China, fue la del síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés), que produjo una neumonía atípica.
Luego, en el 2012, en Arabia Saudita, la del coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), la cual dio origen a una dificultad respiratoria aguda grave, acompañada de fiebre, diarrea y afectación renal.
Ahora, a finales de diciembre del año pasado, surgió en la ciudad de Wuhan, en China, un nuevo coronavirus, que ha sido bautizado con el nombre de COVID-19. A pesar de todas las previsiones, ese agente infeccioso, calificado como pandemia global por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha contagiado, hasta el momento, a más de medio millón de personas y ocasionado la muerte de alrededor de 24 mil. Para contener la propagación de la pandemia, los países han aplicado un conjunto de medidas. En China, por ejemplo, esas medidas consistieron en el aislamiento total de los habitantes de las principales ciudades.
En Corea, en la aplicación de un programa de pruebas de diagnóstico masivas, lo que permitió la identificación de las personas afectadas, aún cuando no presentaran ningún síntoma. Igual ocurrió en Alemania, donde también el gobierno fue muy activo en la obtención de las pruebas.
En España se decretó el estado de alarma en todo el territorio nacional durante 15 días. En Francia, un cierre nacional. En Italia, la prohibición de todas las actividades comerciales, con excepción de supermercados y farmacias. En Estados Unidos, la suspensión de vuelos internacionales, así como la prohibición y cancelación de actividades que consistiesen en reuniones a gran escala.
El caso dominicano
La plaga infecciosa que en estos momentos se esparce por todos los continentes del planeta, ha suscitado temor, ansiedad e incertidumbre en la sociedad dominicana. Varios días después de haberse detectado el primer caso de contagio en el país, a principios de marzo, sólo se habían confirmado cinco casos adicionales.
Sin embargo, hubo silencio respecto al alcance real y la letalidad del coronavirus en la República Dominicana. No se realizaron campañas masivas de orientación ciudadana, y a pesar de que en el ámbito internacional se alertaba sobre la inminencia de la crisis sanitaria, en lo nacional la vida continuaba lejos del mundanal ruido, concentrado en la celebración de los comicios municipales, pospuestos para el 15 de marzo.
Fue tan sólo en la víspera de esos comicios que el gobierno anunció, entre otras medidas, la suspensión, durante un mes, de los vuelos provenientes de Europa, China, Corea del Sur e Irán; y posteriormente, la declaratoria del estado de emergencia; el toque de queda parcial; así como las medidas de distanciamiento social para controlar la circulación y aglomeración de personas.
Para nuestro país, al igual que para el resto del mundo, la pandemia COVID-19, presenta de entrada, tres desafíos: de salud, económico y social.
En lo que concierne al aspecto de salud, de conformidad con las últimas informaciones ofrecidas ayer domingo por Ministerio de Salud Pública, en la República Dominicana hay actualmente 839 casos confirmados de personas infectadas y 39 personas fallecidas.
De acuerdo con la base de datos de la prestigiosa universidad norteamericana, Johns Hopkins, esas cifras de personas infectadas nos colocan en la posición número cinco en América Latina, sólo superado por Brasil, Chile, Ecuador y Panamá.
Es evidente que las respuestas tardías por parte de las autoridades, así como el anuncio de medidas preventivas, a última hora, han tenido un efecto negativo en contener la propagación, a tiempo, del virus en nuestro país.
De igual manera, la falta de socialización de un protocolo claro de detección, seguimiento y control de los contagios, al igual que la incapacidad para realizar pruebas a toda la población, ha determinado que la cadena de contagio se haya multiplicado de manera exponencial para que antes del mes de haberse decretado el estado de emergencia, existan 719 casos confirmados de personas infectadas con la pandemia del Covid-19.
Grandes desafios
Los datos previamente presentados reflejan el gran desafío que como nación tenemos en la gestión de la situación de salud. Hasta ahora, los países que han logrado mejores resultados en la mitigación de esta tragedia global han sido, como hemos dicho, los que han aplicado, de manera general, las pruebas de detección del virus.
De ahí que, aunque reconocemos el esfuerzo que hace el gobierno por garantizar el acceso gratuito de las pruebas a las personas mayores de 59 años, eso resulta insuficiente. Se hace imprescindible, para contener el crecimiento exponencial de la enfermedad, que las pruebas de diagnóstico sean accesibles a todos, de manera ágil, gratuita y masificada.
Es a partir de los hallazgos de los casos confirmados que se procede a adoptar políticas de aislamiento social respecto de las personas que entraron en contacto con otras contagiadas. Además, es en virtud de los datos provenientes de los lugares visitados y de los contactos con las personas infectadas, que se elabora una cartografía de contagio y se realiza una proyección de su posible expansión.
Todo eso, por supuesto, con la finalidad de focalizar políticas públicas preventivas hacia esas comunidades, que es la manera más apropiada y universalmente válida de enfrentar la intimidante pandemia del coronavirus.
En materia de gestión de salud, hay otros desafíos que debemos enfrentar, para salir airosos de esta gran batalla que como nación debemos librar. En primer término, está lo concerniente a la disponibilidad de camas para atender las urgencias médicas habituales y las generadas por la crisis del COVID-19.
A tales fines, es pertinente que el gobierno dominicano efectúe acuerdos con el sector hotelero para ampliar la disponibilidad de camas y especializar la atención de los casos, como se viene haciendo, por ejemplo, en España y Nueva York.
En segundo lugar, se encuentra la necesidad de equipos de protección social que requieren los que cada día se arriesgan por mantenernos a salvo: nuestros médicos, enfermeras y el personal auxiliar de salud, así como los servidores públicos, militares y policías.
No cabe dudas de que el impacto mundial, en los ámbitos de la salud, la economía y lo social, generado por la propagación de este nuevo coronavirus, el COVID-19. resultará en uno de esos momentos decisivos que cambian el rumbo de la historia, tal como ocurrió con la caída del Muro de Berlín, el desplome de la Unión Soviética y los ataques terroristas del 11 de septiembre.
Así de determinante es este coronavirus, que aunque microscópico en sus dimensiones, hoy es una pandemia global que no respeta fronteras.