“El 60% de todos los ciegos que hay, perdieron la vista por descuido del tratamiento de las cataratas”. Con esta alarmante cifra ofrecida por la presidenta del Patronato Nacional de Ciegos, Alexandra Ventura, República Dominicana conmemoró el Día Internacional del No Vidente.

Por la posición que ocupa, Ventura ha sido testigo de innumerables historias de superación de las que son protagonistas los ciegos que llegan al patronato sumergidos en la oscuridad causada por la ceguera y que cada año se gradúan como nuevos “rayitos de sol” capaces, en la mayoría de los casos, de sostener económicamente sus propias familias.

“Hemos recibido personas ciegas en un grave estado de depresión por haber perdido la vista”, expresó Ventura, al tiempo que manifestó que “de una persona deprimida por quedar ciega, entregan una persona preparada a su familia y la sociedad. Para enfrentar este tipo de condiciones emocionales, la institución cuenta con un grupo de especialistas en psicología, servicio por el que los pacientes “no pagan un peso”.

Ceguera y pobreza

Para Wilfredo Mallin, también parte de la directiva que maneja los pasos de la institución, “la ceguera está ligada a la pobreza, casi a la indigencia”.

Mallin explicó que son los pobres los que no pueden llevar a sus hijos al pediatra, al oftalmólogo y producto de ese descuido generado por las carencias económicas en las que viven, no reciben la alerta oportuna y es así como aumentan los casos de ceguera que pudieron evitarse con simples tratamientos o cirugías.

Aseguró que gran parte de los ciegos que rehabilita el patronato pertenecen a las áreas más empobrecidas del país. “Tenemos muchos ciegos en la orilla del rio, los bateyes, en la línea fronteriza, esa es nuestra situación sociodemográfica”, dijo Mallin.

Antes del impacto de la pandemia del Covid-19 en el país, de acuerdo a las declaraciones de Mallin, solían proporcionarles a muchos de los no videntes almuerzos y hasta ayudarlos con los gastos del transporte para trasladarse a la organización. 

Respuesta al Covid-19

Con la llegada de la virulenta enfermedad que ha cobrado la vida de 2,360 personas, solo en el territorio nacional, toda la planificación se alteró y se vieron en la obligación de cerrar las puertas desde marzo hasta abril. “Todo el personal tenía miedo de ir”, acotó Mallin.

Sin embargo, luego de meses de planificación y tomando en consideración las limitantes que ha representado la pandemia, desarrollaron un plan de contingencia consistente en seguimientos semipresenciales ayudados por la tecnología. “Ahora es mitad virtual, mitad presencial”, expresó Mirka Morales, vicepresidenta del Patronato. Para poner en funcionamiento el proyecto, pasaron todo su material educativo a audio y video para que los ciegos y sus familiares pudieran recibirlo desde sus casas; una vez a la semana les visita un profesor de la institución con el propósito de verificar el progreso.

Tanto los invidentes y los maestros que les asisten cuentan con acceso a internet costeado por el patronato.

Asimismo, los profesores poseen dispositivos electrónicos, uniformes desechables, folletos y otros materiales gastables que se suman a la responsabilidad económica de la institución.

Aunque el organismo recibe una subvención estatal que cubre el 33% de sus gastos, durante todo el año realizaban una serie de actividades recaudadoras para solventar el resto, pero con la incidencia de la pandemia del Covid-19 se les ha imposibilitado desarrollar esas actividades.

Los directivos del patronato solicitaron el apoyo del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel) parar garantizar la conexión a internet y así no detener su labor.

“Ahora como la conexión es virtual, la conectividad es crucial”, destacó Wilfredo Mallin, al tiempo que puntualizó que hasta el momento ninguno de los no videntes y maestros del programa se ha contagiado de coronavirus.

Preparación

Lo primero que aprende un no vidente es la movilidad con el bastón y, según la presidenta de la organización, “la movilidad le devuelve la estima y su propia independencia”. “Aquí inicia todo. Es así como aprenden a tomar transporte público”, resaltó Ventura Gómez.

El siguiente paso en la formación de las personas ciegas es a lo que en el Patronato se le conoce como “actividades de la vida diaria”, donde se les enseñan todas las labores que se hacen en una casa, desde arreglar una cama, hasta fregar, cocinar y lavar.

Así los no videntes pasan de ser instruidos en la movilidad en el exterior, al desplazamiento en el interior y finalmente estar listos para iniciar la tercera etapa que consiste en la formación académica técnico-profesional. 

En este último escalón de su capacitación, los ciegos aprenden a hacer suapers, productos químicos, shampos, goticas de pelo, bisutería, alfombras, masajes, digitación e informática en general, entre otras opciones que les garantizan una actividad laboral.

En el caso de los que deseen continuar sus estudios en el nivel universitario, el patronato gestiona algunas becas en distintas universidades del país.

Desde el día uno, las personas ciegas son instruidos por un personal conformado por 130 profesores distribuidos en todo el país, que fueron entrenados por fundaciones especializadas. El Patronato Nacional de Ciegos cuenta además con una oficina dedicada a la colocación laboral que va de la mano con los invidentes hasta que estos sean autogeneradores de sus recursos. 

Prevención y capacitación

Con el fin de lograr su objetivo central desde hace 56 años, rehabilitar personas ciegas, esta institución realiza tradicionalmente operativos para prevenir la ceguera e identificar a la población afectada por esta condición. 

Desde los tres centros con los que cuenta, ubicados en Barahona, Santiago y Santo Domingo, encaminan sus esfuerzos hacia las zonas de clase humilde con charlas sobre cómo cuidar la vista, operativos oftalmológicos y sus propios censos.

LABOR

Sin costo.

Todos los servicios que ofrece el Patronato Nacional de Ciegos a la población afectada por esta condición ocular son completamente gratis.

Fecha.

En honor a Santa Lucía, quien es considerada como patrona de las personas no videntes, coincide el 13 de diciembre con la conmemoración del Día Internacional del No Vidente.

Historia.

Según las historias religiosas, le habrían arrancado los ojos a personas por venerar a esta santa firmemente.