La pandemia jalonea a los emprendedores
Opinionsur.net,
Los que se atrevieron a emprender un negocio propio antes de la pandemia tuvieron que enfrentar un viacrucis debido a la quiebra a la que fueron arrastrados, luego de la aparición del Covid-19.
William de la Cruz, Marleni Reyes y German Ramírez solo son tres negociantes de los miles de emprendedores que en el territorio dominicano se vieron de brazos cruzados después que el virus obligó a que sus caminos se troncharan por las restricciones establecidas para evitar la propagación del Covid-19.
De la Cruz tenía un comedor en el sector Los Guarícanos donde ofrecía servicios de desayuno, comida y cena todos los días, favoreciendo a los residentes del sector y otras zonas aledañas.
El establecimiento lo crearon su esposa y él hace más de cinco años, pero fue hasta el 2020 que la pareja pudo ofrecer servicios de alimentos cocidos a sus clientes ya que tuvieron que cerrar sus puertas por la “quiebra total” que enfrentaron.
Debido a la necesidad de mantener su hogar y a su familia, William y sus parientes vendían salchichas en un pequeño carro de “Hot Dog”, tiempo después no les rentó lo suficiente para el pago de alquiler y sustento de la casa, por tanto tuvieron que abandonar la idea imprevista. Luego él y su esposa decidieron comprar carne de pollo y también pescado para incursionar en la venta de alimentos crudos en una galería pequeña y deteriorada con un letrero en el que advierten “no se fía” en el sector Ensanche La Fe.
En esta nueva idea la familia se ha desenvuelto mucho mejor. Tanto así que hasta el momento ha incorporado otros alimentos de primera necesidad, algunos utensilios de cocina y hasta insumos para la limpieza.
“Yo inicié solamente con la nevera vendiendo mis pescaditos y carne de pollo, después fui viendo que la gente siempre busca sus cositas plásticas para la cocina, algunos sazones y así inicié integrando de todo un poco”, expresó.
En busca de un camino con salida para sobrevivir todos los días, el pequeño negocio que hasta ahora es “su esperanza para levantarse” otra vez económicamente lo crearon con la ayuda de un préstamo de 50,000 pesos que su esposa solicitó en el “Banco de la Mujer”. La idea de suplir el pequeño negocio con otras mercancías surgió de la necesidad “de inventarse algo para poder vivir” hace ya un año, explicó de la Cruz con los brazos abiertos diciendo que no había nada que hacer por la pandemia.
Muy mal
“Mal”, es la única palabra que describe la situación que vive Marlenis luego de haber instalado una tienda de ropas y calzados para mujer.
Marlenis explicó que su esposo se desempeña como motoconcho, por tanto vive del día a día, y aunque confesó que les tocó una de las ayudas del gobierno, su situación ha estado “muy mal”, dijo con su rostro serio llevando sus pensamientos a esos instantes.
“Yo tengo la misma mercancía que compré para iniciar el negocio antes de iniciar la pandemia y estoy a punto de cerrar el negocio porque no me está yendo bien, o sea, lo voy a tener que quitar”, dijo a sabiendas de que perderá todo lo que en un momento invirtió para poder comer.
Marlenis también tomó un préstamo en el Banco de la Mujer por un monto de 50,000 pesos, el cual lo invirtió en el negocio y cuando incidió la pandemia del virus en el país tuvo que cerrar su local.
SEPA MÁS
Agradecido.
German Ramírez es un vendedor de lubricantes del barrio Villa Juana. Desde que inició su nuevo negocio se vio en apuros, ya que donde le facilitaron la mercancía le cerraron el crédito porque no pagaba a tiempo su deuda, debido a la crisis económica causada por el virus.
“Lo único que ayudó fue que el cliente o persona más allegada a mí venía y me tocaba la puerta a ver si yo estaba aquí todavía para que le vendiera un aceite o algo”, dijo agradecido de que por lo menos se ganada algo en medio de la tormenta.